miércoles, 18 de julio de 2012

"Es que no tienes que estar a la altura. Ni amarle, ni echarle de menos de la misma manera. Está muy bien que puedas vivir sin él y que no tengas una dependencia enfermiza... y desde luego no pasa nada porque te fijes en otros. Da susto, da mucho susto porque te hace plantearte muchas cosas pero no pasa nada si al acercarte a él y oler su jersey sigues sintiendo que es tu alma gemela y que estás en casa."



extraído de la película Primos.

martes, 6 de marzo de 2012

It doesn´t make any sense

Hoy me he enterado gracias a eso de tuiter que viene Bon Iver en verano a Bilbao a finales de julio. Me gusta su estilo. Elegante y refinado. No escuchaba el último disco desde verano y merece otra buena escuchada. He decidido ponerme con el ordenador a retomar mi blog al tiempo que con mis Senheisser que se me meten hasta los tímpanos (no encuentro la genialidad que son mis Koss PortaPro) escucho de nuevo el disco bautizado con el mismo nombre, Bon Iver. O lo que es lo mismo, buen invierno.

Ya terminó Perth, la primera del disco, y que te transporta a una playa en primavera, no en verano. Por su melodía deduces que no es un día soleado. Es más, diría que caen algunas gotas, un calabobos podríamos decir, pero la temperatura es agradable. Quizás un jersey con unos pantalones y descalzo, como mandan los cánones, que la playa está para sentir la arena bajo tus pies, metiéndose entre tus dedos y el agua subiendo y bajando por el efecto de la marea (que tantas veces te decía que era por la luna y tú no lo entendías) y mojándote los pies y los pantalones por no habértelos remangado a tiempo.

Supongo que me lleva a un paseo por la playa. Solo. O contigo. Pero me cuesta más esto último ya que no estás. Hace mucho ya de eso. Muchísimo. A veces creo olvidarte y otras estás muy presente, más de lo que quisiera. Sobretodo de noche, cuando bebo gin&tonics en copa de balón. Copa pija que lo llamábamos. Porque a veces teníamos sincio de una copa pija fumando un cigarro a medias porque yo nunca compraba ya que "si yo apenas fumo", te decía. Y luego te compraba un paquete de Chester light como enmienda. Yo lo fumaba malamente porque prefería Marlboro light, pero no recuerdo habértelo dicho porque me hacía parecer una nena. 

Y así entre recuerdos absurdos va pasando el disco (acaba de sonar Holocene) y mi paseo por la playa. Siempre llegando a tocar la roca porque es una manía que tengo desde muy niño cuando paseaba con mis padres por el Sardi. O por Loredo cuando era aún más pequeño con nuestros amigos, bueno vuestros amigos que luego sus hijos y nosotros nos hicimos también. Eso sí que lo recuerdo, mi primer "amor", dándonos besos debajo de la cama mientras cenabais después de la playa tomando copas y escuchando música hasta altas horas. Y volviendo al beso, a los muchos de ellos, recuerdo que pensaba que me habías pegado algo raro porque no habíamos usado protección en aquellos besos. Me iba corriendo a lavar con agua y jabón pero no tenía sentido porque a la semana siguiente volvía a hacerlo. 



Tantos momentos marcan tu vida, tantos olores, tantas sensaciones, tantas canciones,... Supongo que se trata de ir acumulando las buenas, borrando las malas y llenando tu cabeza de recuerdos. Aunque algunos prefieren tener el ansiado iPAd 3 que sale mañana, que está muy bien, que sí, pero creo que no podría compararse a esa copa juntos. A esa copa pija haciendo planes que nunca salieron, pero que en ese momento teníamos claro que haríamos. O a esa eterna cola de mil horas bajo un sol abrasador esperando a que saliera el mismísimo genio de la música con su ya mítico "un dos, tres,....¡¡¡catorce!!!". Esa piel de gallina cuando suena Where the Streets Have No Name que mil y una veces pongo en el coche mientras espero que no me pille ningún radar cabrón en mi clásico, que no viejo, bemeuve.

Con los pies llenos de arena, agua y salitre, decido subir hacia el coche. Me lavaré los pies antes en esa estúpida ducha tamaño Micro Machine y me iré. Quizás me apetecería tomarme una cerveza fría contigo en alguna duna viendo el atardecer, pero rápidamente desecho ese pensamiento porque sé que nunca llegará. Quizás sea mejor así. Lo he imaginado demasiado bonito, demasiado perfecto. 


And it doesn´t make any sense...









viernes, 30 de diciembre de 2011

Retales del 2011

Se acaba el año. Para bien o para mal se acaba. Es hora de pararse unos minutos a reflexionar cómo ha ido. Qué ha ido mal, qué no ha ido tan mal, qué ha ido genial,...
Antes de que hagáis cola para apuntaros en el gimnasio, paraos a pensar en momentos vividos durante éste. Pero sobretodo con quién. Quién tiene los billetes en preferente para el viaje del 2012 y quien se queda fuera por ser exceso de equipaje.
No os voy a desear un feliz 2012. es algo que se dice demasiado, os lo dirá por mí todo el mundo. Yo os diré que viváis intensamente, que aprovechéis el tiempo, que cada día de los 365 haya algo que lo diferencie del anterior. Que algunos serán una mierda, otros simplemente serán la antesala de otros aún peores. Pero otros muchos serán la ostia, disfrutaréis de algo que ese día lo hará único y querréis que el tiempo se detenga en ese instante. Y eso creo que no tiene precio. Días que demos gracias de tener cinco sentidos y que se nos queden cortos para empaparnos de todo lo que vivamos.
Y me lo aplicaré yo mismo para que no digáis que veo los toros desde la barrera...


Os adjunto un pequeño vídeo que no está muy bien editado porque lo hice con el iPhone pero que contiene algunas fotos que hice este año. La canción es de la enorme Lykke Li que es una auténtica bomba en directo y que fue uno de los grandes descubrimientos de este año. La canción se llama Dance, Dance, Dance. Y espero que mañana por la noche hagáis eso mismo.











martes, 27 de diciembre de 2011

Nos reímos.

Y seguimos riéndonos así. Hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos colgar, prometiendo que nos llamaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estas enamorado, lo que, en realidad, es un poco lo mismo…

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Madrid

Ya he vuelto. Me echabais de menos, lo sé. He estado unos cuantos días fuera y aproveché a hacer una visitilla a mi gente de Madrid. Me ha dado tiempo a hacer un poquito de todo: disfrutar de la gastronomía local, salir, hacer turismo, ir de compras, hacer fotos, ver a la familia y sobretodo, tomar cañas. No sé ni cuanta cerveza he podido consumir en estos días. Como bien dijo mi amigo Gonzalito mientras ingeríamos nuestra primera bebida del día: “estamos desayunando, que esto es pan líquido”. He disfrutado estando tirados en casa con una resaca del quince a las siete de la tarde en pijama riéndonos y comentando la noche anterior. Hemos ido a La Latina a degustar las lágrimas de faisán de La Sureña mientras bebíamos un cubo de cinco cervezas por tan sólo tres euros. He ido al mercado de San Antón, en Chueca, donde compramos una bandeja de minihamburguesas de pato macerada con Oporto y tomado un Ribera en la primera planta. He pasado bastante tiempo en el FNAC de Callao devorando libros y discos. Hemos pasado la tarde en Starbucks viendo el árbol de Navidad y “comentando la jugada”. He hecho un buen previo a salir la noche del viernes tomando cervezas y cenando pizza del Domino´s mientras mi amigo Rafa y yo veíamos los mejores momentos de los desfiles de Victoria´s Secret. He visto que en el nuevo mercado de Fuencarral se enorgullecen de tener sardinas de Santoña. Hemos visto a mi Madrid golear al Sevilla. He ido a una fiesta compuesta por seis chicas y dos gays en la que, como es habitual en mí, me pasó como a la socorrista tóxica que mezcló cloruro de so...no, nitrato de... fosfato de...bah, que la lié parda. Me han invitado a un buen vino y pincho en el Restaurante Orio en Fuencarral tras una tarde de no-compras por no encontrar lo que buscaba. He almorzado en Herjomar, situada  en la calle Reina Victoria, donde hemos comido en tiempo récord como animales y de ahí corriendo a coger un avión que estuve a punto de perder. He ido a cenar con tres princesas al José Luis y comprobado que la tortilla no merece tal fama. He salido por Malasaña y terminado la noche tomando un bocadillo en Sesión Golfa, en la calle Vicente Ferrer, que me ha sabido a gloria. He visto lo loca que está la gente, Jhonny, al hacer esa pedazo cola interminable en Doña Manolita,…
Y por supuesto, he confirmado el porqué del nombre a la calle de la princesa.



miércoles, 14 de diciembre de 2011

trece con noventa


Me bajo del avión con algo de dolor de cabeza y la necesidad de mover las piernas y respirar aire fresco. Ha sido un vuelo sin demasiados sobresaltos, tan sólo un par de turbulencias a mitad de noche en algún lugar del Índico y un niño que no paraba de llorar delante de mí. Cojo mi bolsa y me dirijo a la salida. La azafata me despide con una sonrisa y la contesto con otra algo falsa por cansancio. Tras el típico caos de un aeropuerto desconocido para mí, y tan grande como éste, consigo mi maleta. Voy a por un taxi. Tengo apuntado el nombre del hotel y la calle. La ciudad duerme, es tarde y yo estoy cansado pero reteniendo todo lo que veo porque me gustan los aeropuertos, me encanta lo que se respira en ellos, las imágenes que deja. Gente de paso que se dirige a cerrar un trato, un joven nervioso por reencontrarse con su novia que vive fuera, niños correteando ansiosos por ir de vacaciones, familias que vuelven de ellas, una chica desesperada ante el retraso del avión que le devuelva a su novio después de tanto sin verse, o qué sé yo. En los aeropuertos siempre hay vida aunque ahora es tarde y se nota el cansancio en la gente. Muchos han llegado a su destino. A otros, aún les quedan largas horas de espera y múltiples combinaciones aéreas hasta llegar a él. Me subo a un taxi, le digo la dirección y me dejo llevar. Todo es distinto. Huele distinto. Luces distintas. Gente distinta... Estoy lejos de casa. solo y espero que lo que me suceda a partir de este momento cambie de algún modo mi vida. Pienso en todo lo que me puede pasar: conoceré un montón de gente interesante y puede que otra no tanto. Me enamoraré y desenamoraré. Quizás me vuelva a enamorar. Haré muchas fotos, beberé, reiré, haré amigos, trabajaré, dormiré y me despertaré en otra latitud y longitud. Todo lo que me espera y yo sin saber qué será. Quiero disfrutar de cada segundo de lo que se avecine. Lo he dejado todo. Sólo me ata a mi vida anterior un móvil cargado de números y unas fotos de la gente a la que quiero. El resto probablemente cambie: la ropa y las monedas de mi bolsillo serán otras. Creo que tardaré en dormir y mañana quiero conocer la ciudad. Ya hemos llegado al hotel. Son trece con noventa.

martes, 13 de diciembre de 2011

Lost in Translation

Os adelanto la idea en que se basará mi próxima entrada. Bueno, más o menos, porque esta película tocaba varios temas y yo sólo me baso en uno pero quizás en un futuro me sirva para diferentes actualizaciones. Ya veremos...




Si no la habéis visto, os la recomiendo encarecidamente porque, al menos a mí, me marcó muchísimo...