viernes, 30 de diciembre de 2011

Retales del 2011

Se acaba el año. Para bien o para mal se acaba. Es hora de pararse unos minutos a reflexionar cómo ha ido. Qué ha ido mal, qué no ha ido tan mal, qué ha ido genial,...
Antes de que hagáis cola para apuntaros en el gimnasio, paraos a pensar en momentos vividos durante éste. Pero sobretodo con quién. Quién tiene los billetes en preferente para el viaje del 2012 y quien se queda fuera por ser exceso de equipaje.
No os voy a desear un feliz 2012. es algo que se dice demasiado, os lo dirá por mí todo el mundo. Yo os diré que viváis intensamente, que aprovechéis el tiempo, que cada día de los 365 haya algo que lo diferencie del anterior. Que algunos serán una mierda, otros simplemente serán la antesala de otros aún peores. Pero otros muchos serán la ostia, disfrutaréis de algo que ese día lo hará único y querréis que el tiempo se detenga en ese instante. Y eso creo que no tiene precio. Días que demos gracias de tener cinco sentidos y que se nos queden cortos para empaparnos de todo lo que vivamos.
Y me lo aplicaré yo mismo para que no digáis que veo los toros desde la barrera...


Os adjunto un pequeño vídeo que no está muy bien editado porque lo hice con el iPhone pero que contiene algunas fotos que hice este año. La canción es de la enorme Lykke Li que es una auténtica bomba en directo y que fue uno de los grandes descubrimientos de este año. La canción se llama Dance, Dance, Dance. Y espero que mañana por la noche hagáis eso mismo.











martes, 27 de diciembre de 2011

Nos reímos.

Y seguimos riéndonos así. Hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos colgar, prometiendo que nos llamaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estas enamorado, lo que, en realidad, es un poco lo mismo…

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Madrid

Ya he vuelto. Me echabais de menos, lo sé. He estado unos cuantos días fuera y aproveché a hacer una visitilla a mi gente de Madrid. Me ha dado tiempo a hacer un poquito de todo: disfrutar de la gastronomía local, salir, hacer turismo, ir de compras, hacer fotos, ver a la familia y sobretodo, tomar cañas. No sé ni cuanta cerveza he podido consumir en estos días. Como bien dijo mi amigo Gonzalito mientras ingeríamos nuestra primera bebida del día: “estamos desayunando, que esto es pan líquido”. He disfrutado estando tirados en casa con una resaca del quince a las siete de la tarde en pijama riéndonos y comentando la noche anterior. Hemos ido a La Latina a degustar las lágrimas de faisán de La Sureña mientras bebíamos un cubo de cinco cervezas por tan sólo tres euros. He ido al mercado de San Antón, en Chueca, donde compramos una bandeja de minihamburguesas de pato macerada con Oporto y tomado un Ribera en la primera planta. He pasado bastante tiempo en el FNAC de Callao devorando libros y discos. Hemos pasado la tarde en Starbucks viendo el árbol de Navidad y “comentando la jugada”. He hecho un buen previo a salir la noche del viernes tomando cervezas y cenando pizza del Domino´s mientras mi amigo Rafa y yo veíamos los mejores momentos de los desfiles de Victoria´s Secret. He visto que en el nuevo mercado de Fuencarral se enorgullecen de tener sardinas de Santoña. Hemos visto a mi Madrid golear al Sevilla. He ido a una fiesta compuesta por seis chicas y dos gays en la que, como es habitual en mí, me pasó como a la socorrista tóxica que mezcló cloruro de so...no, nitrato de... fosfato de...bah, que la lié parda. Me han invitado a un buen vino y pincho en el Restaurante Orio en Fuencarral tras una tarde de no-compras por no encontrar lo que buscaba. He almorzado en Herjomar, situada  en la calle Reina Victoria, donde hemos comido en tiempo récord como animales y de ahí corriendo a coger un avión que estuve a punto de perder. He ido a cenar con tres princesas al José Luis y comprobado que la tortilla no merece tal fama. He salido por Malasaña y terminado la noche tomando un bocadillo en Sesión Golfa, en la calle Vicente Ferrer, que me ha sabido a gloria. He visto lo loca que está la gente, Jhonny, al hacer esa pedazo cola interminable en Doña Manolita,…
Y por supuesto, he confirmado el porqué del nombre a la calle de la princesa.



miércoles, 14 de diciembre de 2011

trece con noventa


Me bajo del avión con algo de dolor de cabeza y la necesidad de mover las piernas y respirar aire fresco. Ha sido un vuelo sin demasiados sobresaltos, tan sólo un par de turbulencias a mitad de noche en algún lugar del Índico y un niño que no paraba de llorar delante de mí. Cojo mi bolsa y me dirijo a la salida. La azafata me despide con una sonrisa y la contesto con otra algo falsa por cansancio. Tras el típico caos de un aeropuerto desconocido para mí, y tan grande como éste, consigo mi maleta. Voy a por un taxi. Tengo apuntado el nombre del hotel y la calle. La ciudad duerme, es tarde y yo estoy cansado pero reteniendo todo lo que veo porque me gustan los aeropuertos, me encanta lo que se respira en ellos, las imágenes que deja. Gente de paso que se dirige a cerrar un trato, un joven nervioso por reencontrarse con su novia que vive fuera, niños correteando ansiosos por ir de vacaciones, familias que vuelven de ellas, una chica desesperada ante el retraso del avión que le devuelva a su novio después de tanto sin verse, o qué sé yo. En los aeropuertos siempre hay vida aunque ahora es tarde y se nota el cansancio en la gente. Muchos han llegado a su destino. A otros, aún les quedan largas horas de espera y múltiples combinaciones aéreas hasta llegar a él. Me subo a un taxi, le digo la dirección y me dejo llevar. Todo es distinto. Huele distinto. Luces distintas. Gente distinta... Estoy lejos de casa. solo y espero que lo que me suceda a partir de este momento cambie de algún modo mi vida. Pienso en todo lo que me puede pasar: conoceré un montón de gente interesante y puede que otra no tanto. Me enamoraré y desenamoraré. Quizás me vuelva a enamorar. Haré muchas fotos, beberé, reiré, haré amigos, trabajaré, dormiré y me despertaré en otra latitud y longitud. Todo lo que me espera y yo sin saber qué será. Quiero disfrutar de cada segundo de lo que se avecine. Lo he dejado todo. Sólo me ata a mi vida anterior un móvil cargado de números y unas fotos de la gente a la que quiero. El resto probablemente cambie: la ropa y las monedas de mi bolsillo serán otras. Creo que tardaré en dormir y mañana quiero conocer la ciudad. Ya hemos llegado al hotel. Son trece con noventa.

martes, 13 de diciembre de 2011

Lost in Translation

Os adelanto la idea en que se basará mi próxima entrada. Bueno, más o menos, porque esta película tocaba varios temas y yo sólo me baso en uno pero quizás en un futuro me sirva para diferentes actualizaciones. Ya veremos...




Si no la habéis visto, os la recomiendo encarecidamente porque, al menos a mí, me marcó muchísimo...           


lunes, 12 de diciembre de 2011

¿Cogeríais?

Bajas por una calle y pasas por delante de una cabina telefónica. El teléfono está sonando. Hay dos clases de personas, unas que piensan: no quiero meterme en líos, y pasan de largo. Siguen hacia delante y siguen con su vida, mejor o peor pero siguen con ella. Es la misma clase de personas que diría en un concurso de televisión "me planto" y se lleva el lote de productos típicos en vez de jugársela y optar a la multipropiedad en Marina d´Or. Pero en cambio, hay otras personas que sienten curiosidad, son fisgonas y les apetece contestar. Lo más probable es que sea alguien que se ha equivocado de número. Pero siempre cabe la posibilidad de que te veas metido en una misteriosa cita, una cita amorosa, o vete tú a saber qué. Un teléfono que suena en la calle puede ser cualquier cosa. Podría ser el comienzo de una película, por ejemplo, o de un libro…


¿Cogeríais?


martes, 6 de diciembre de 2011

Quiero...

Quiero verano. Quiero conciertos. Quiero playa. Quiero coger un avión. Quiero estar moreno. Quiero navegar en traje de baño. Quiero salitre pegado en el cuerpo y la incómoda sensación al ponerte la camiseta. Quiero bañarme poniéndose el sol. Quiero tomarme una cervecita fría al atardecer. Quiero coger el coche y no saber a dónde ir. Quiero cenar en una terraza de verano. Quiero tomarme un mojito por la noche con los pies llenos de arena. Quiero darte un beso. Quiero sentir que no cabe un alma pero que estamos solos. Quiero que suene nuestra canción y reírnos y buscarnos porque sabemos que es nuestro momento. Quiero fumarme ese cigarro contigo y volver rápido porque suena un temazo. Quiero...

lunes, 5 de diciembre de 2011

Lunes

Hoy no tengo un buen día. Es lunes, casi debería ser festivo y estamos trabajando. Es un día tranquilo, de diciembre, lluvioso y raro. No sabes si estás en modo vacaciones o en modo trabajo. La oficina está hoy algo desubicada, el teléfono no suena demasiado, yo aprovecho para poner al día algunas cosas acumuladas,... No sé, es un día raro.
No me gustan los lunes. Lo cierto es que mucho menos los miércoles quizás porque van cayendo las fuerzas pero el jueves y viernes vuelven a crecer por el efecto finde: ganas de salir, de descansar y de hacer cosas que no hicimos durante la semana. 
Hoy mi compañera de trabajo está pesadísima, no calla y me está poniendo de mala leche. Es que habla por todo, comenta cualquier cosa. Se aburre. No me gusta la gente que habla por hablar. Hoy no me gusta ella.
Ahora dice que las botas le aprietan un montón. ¿Me importa? ¿Te he preguntado? ¿Crees que te puedo ayudar si me lo cuentas? Intento no contestar una vez para no dar motivo de que me pregunte más. En verdad no es justo porque es un cielo. Me cae genial y es muy buena persona. Pero hoy no. Hoy ni Santa Teresa de Jesús me caería bien.
En verdad, sólo hay de una persona de quien quiero saber... Siento que tengo muchísimas ganas de recibir un mensaje diciendo: "Buenos días" o "¿Qué tal estás?" o "Me acordé de ti",...


Creo que lo que me pasa hoy no es que sea lunes, no. Estaría igual aunque fuera viernes. Es una mierda.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Hello World

Imaginemos una habitación. Vacía. Sin nada dentro. Tan sólo una ventana en una de las cuatro paredes. Nos acercamos a ella puesto que es lo único interesante que tiene la habitación. Ante nosotros un bloque lleno de pisos y cada piso con su respectiva ventana. Y detrás de cada una de ellas alguien como nosotros, observando y sintiéndose observado. Alguien sentado mirando al infinito, una señora llamando a su hijo que está jugando en el patio, una chica que se acerca a la ventana para bajar la persiana, un señor fumando un cigarro…

Yo acabo de inaugurar mi pequeña habitación con su aún más pequeña ventana, que de momento no tiene unas vistas muy alentadoras, pero que poco a poco cambiará de dar a un patio interior con ropa tendida, por dar a un señorial jardín. 

De momento voy a ir comprando, para poner en mi habitación recién estrenada, un extintor. Yo lo voy a colgar junto a la ventana, bien cerquita, por lo que pueda ocurrir. 




James Stewart en La Ventana Indiscreta